domingo, 31 de enero de 2010

Memoria

La memoria es más fuerte que las pistolas. La memoria hace que día a día, minuto a minuto, tengamos presente entre nosotros al ser querido que un día nos dejó, en este caso porque le obligaron a dejarnos.
Unas manos manchadas de sangre, manos asesinas, apretaron el gatillo del sinsentido de unas pistolas que sembraron de luto una noche de enero en Sevilla. El Barrio de Santa Cruz se quedó para siempre frío aquella noche que hoy vuelve a la memoria. Como vuelve cada 30 de enero el recuerdo de una lluvia fina que quedó convertida en llanto por el trueno criminal de aquellas pistolas. Tormenta de dolor que quedó grabada para siempre en la calle Don Remondo y dejó huellas de impotencia y desolación. Pistolas que vistieron de luto prematuro a tres niños huérfanos, a los que ya sólo les quedará la memoria para recordar a sus padres.
La memoria es más fuerte que las pistolas cobardes. La memoria es amor, las pistolas odio. La memoria es luz, las pistolas tiniebla. La memoria es consuelo, las pistolas llanto. La memoria es libertad, las pistolas violencia.
La memoria llenó para siempre aquella noche el corazón de todos con los nombres de Alberto y Ascen, aunque las pistolas nos los arrebataron vilmente.
La memoria es más fuerte que las pistolas. Y el amor es más que el rencor. El amor puede hasta hacer desaparecer el dolor con el tiempo, cuando abrimos el corazón y rescatamos la memoria. Y en la memoria del corazón, siguen estando Alberto y Ascen.

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