lunes, 1 de febrero de 2010

Verde

Salí al campo, en busca del verde, y me encontré tus ojos. Y encontré el verde que buscaba, el color primavera de tu mirada.
Te lo he dicho muchas veces, y las que quedan. Ese verde tuyo no se encuentra en ninguna gama de colores. Ni el mayor arcoiris lo puede tener. Si dicen que el rojo es pasión, el verde de tus ojos es el amor más puro. Amor tuyo que me llega y me llena el alma. Tu verde es pasión en mi corazón. Te miro y me deslumbran las estrellas de tus pupulas. Me queman las candelas de las niñas de tus ojos. Me arden por dentro como llamas de fuego vivo. Fuego vivo, de amor vivo, ese es el verde de tus ojos en mi corazón.
Verde tuyo, único, personal. Verde que hace latir mi vida, hasta en los momentos en los que sólo veo el gris diario de lo cotidiano. Porque contigo no existe el gris, porque tu verde lo llena todo siempre de primavera eterna, cuasi infinita.
Si no fuera por tí, no se qué rumbo tendría mi vida. Acaso sería un barquillo perdido a la deriva. Gracias a Dios, aquel día que salí al campo, con el sol huído y los nubarrones amenazando tormenta, me encontré contigo y decidí seguir el rumbo de tus ojos verdes. Ese verde tuyo, que es la primavera de mi vida.

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