lunes, 18 de junio de 2012

Despertares de verano (XIV)

Aunque ya no éramos dos niños, hacíamos cosas de niños... tonterías de niños. Tonterías de enamorados. Yo me tiraba por aquella calle todos los días, a la misma hora, porque sabía que me encontraría contigo. Y veía la alegría en tu cara cuando se cruzaban nuestros ojos. Y nos parábamos a hablar y se paraba el tiempo. Provocábamos encuentros “casuales”, y nos inventábamos excusas imposibles para volver a vernos y seguir hablando. Y así una mañana de autobús. Y un mediodía de la “guarde”. Y una tarde de piscina. Y una noche de coro. ¡Ay aquellas noches de coro! Un cante y unas risas, un cruce de miradas entre copla y copla, y venga a mirarte, y venga a mirarme... y yo poniéndome colorado. Se me aceleraba el corazón y la sangre me hervía.
Y aquella noche de coro, era un jueves de junio, que no se nos olvidará nunca. No se cómo me atreví a leerte aquel papel.... “Lo sencillo para mí es especial / por eso tú eres especial. / Nada artificial, / todo innato y puro, / natural y sencillo. / Tu belleza eres tú, / interna y externa, / porque eres así, / natural como tú misma. / Por eso hoy te quiero. / Desde niños nos tuvimos cerca / y no nos vimos ni nos sentimos. / Y hoy quiso Dios / que mi velero vagabundo / se anclara en tu mar solitario, / que ya nunca más estará solo. / Me quedaré en tu playa / para que escuchemos juntos / el mensaje de las olas.”
Sólo me dijiste que a ti también te pasaba conmigo lo mismo. Y así comenzó nuestro despertar de verano. Desde entonces fuiste la estrella que me alumbra, mi vitamina y mi alimento, mi sol cada mañana y el amanecer de cada uno de mis días. Desde entonces eres mi niña de los ojos verdes, la musa de mi canción. Desde entonces eres la estrella de mi destino, la que llenó de alegría mi alma triste, la que llenó de ilusión mi corazón vacío, la que despertó mis sentimientos dormidos, la que llenó mi vida de calor, la que sembró de rosas mi camino.
Son ya catorce despertares de verano juntos, y mi admiración por ti ha crecido hasta multiplicarse por el infinito. Hace casi un año que vivimos uno de los días más felices de nuestras vidas, pero quiero que sepas que todos los días soy feliz cuando despierto y te encuentro a mi lado, porque cada despertar contigo es un nuevo despertar de verano. Te quiero.

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